SEÚL EN HORA PUNTA (O LA AVENTURA DE IR A TRABAJAR CADA MAÑANA...)

By Gisela Lara

Con protectores y mascarilla antigás... Así debería salir preparada de mi casa cada mañana... Y vosotros diréis: “Hija... ¡¡pero qué exagerada...!! Sí, sí, exagerada... Si me preguntaran a qué no me he llegado a adaptar durante mis casi tres años de residencia en Seúl, sin tan siquiera dudarlo respondería: “al transporte y al comportamiento de la gente durante el uso de éste.”

No me gusta y no suelo hablar mal de Corea ni de su gente. Encuentro que uno no debería criticar sin ton ni son al país que le da de comer. Sin embargo, tal y como dije en su día cuando empecé a escribir este blog, a pesar de que me gusta Corea voy a hablar de la realidad de mi día a día sin omitir los aspectos negativos de esta sociedad en la que estoy sumergida.

Pero centrándonos en el tema que nos ocupa; cierto es que las horas punta son horas punta aquí, en España y en Madagascar, pero las condiciones varían. Aglomeraciones de gente, aromas indeseados, empujones y pisotones sin disculpa alguna... He probado a coger los diferentes metros en el intervalo desde las 7 a las 8.15am... No hay forma de evitar ni una sola de esas inconveniencias.

7.30 am... Una larga cola de gente aguarda tras de mí en el andén de la estación de metro cerca de mi casa. Entro en el vagón y un olor a humanidad me da la bienvenida. Pienso en hacerme un hueco entre la multitud pero la gente que viaja me lo impide. De repente me veo empujada sin remedio contra un señor que gira su cara para evitar echarme el aliento. Me siento como una de esas ovejas transportadas en camiones... 

Por si fuera poco, muchos de los hombres llevan colgadas voluminosas mochilas que no hacen más que molestar. Me quedo “compadeciendo” a las repisas del metro pensando en su inutilidad: “Si al menos unos pocos pusieran ahí sus mochilas iríamos todos un pelín más cómodos...”. Después de unas paradas intento moverme para poder bajar y transferir de línea. Pido educadamente paso pero la mayoría de la gente lleva conectados los auriculares y está totalmente concentrada en su teléfono móvil viendo la televisión o jugando a algún estúpido juego. Se abren las puertas, “¡Por favor, tengo que bajar!” le espeto cansada de la situación a un chico que permanece inamovible delante de la puerta. Bajo y veo que enfrente de las escaleras se ha formado un "cuello de botella" por la gente agolpada. Me toca esperar para después emular a Usain Bolt en el corredor del metro. Si pierdo esa transferencia perderé también el autobús que me lleva al trabajo. Por fin consigo entrar de nuevo en el metro. Este trayecto será peor, lo tengo comprobado. Hay algo que por más que me esfuerce no consigo entender... ¿Porqué la gente, sabiendo que debido a la multitud se hace dificilísimo bajar, se espera hasta el último segundo para dejar libre el asiento que ocupa? Por fin, después de una hora llego a mi destino. Ahora el trabajo lo tengo para salir del vagón porque normalmente la sociedad coreana, sobretodo la gente más mayor, no tiene muy asumido el concepto del “dejen salir antes de entrar”... 

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Gisela Lara

Por fin, tras salir de la estación de metro, me dirijo a la parada del bus... Ahí empieza la segunda parte de la aventura donde voy a revivir exactamente la misma experiencia de hace escasos minutos.

Ante esto, sólo me queda ver alguno de los videos que circulan sobre el metro de China y consolarme pensando que podría ser muchísimo peor...

¿En tu país la situación en el transporte público es igual? ¿Tienes alguna anécdota que contar sobre el transporte público?

Recuerda: un blog se alimenta de comentarios así que, por favor, déjanos el tuyo. Muchas gracias ^^